lunes, 14 de abril de 2008

O querés dormir conmigo?

Anécdotas para contar a los nietos que algún día (quizás) tenga.

Historias que pueden empezar así:

Una noche, decidí no volver a casa después del trabajo, ya que salir los fines de semana me involucraba en una negociación con mi madre y un cuestionario previo; con quién salís?, a que lugar vas a ir?, a qué hora pensás llegar?…simplemente fastidioso.

Encontrarme con amigos, charlar, risas, cervezas, música, siempre seré partidaria de que los planes resultan mejor cuando se dan de improvisto, juntarse y “a ver que hacemos”, la noche me encantó, pero aún no terminaba, al menos para mí.

2:30 am, con copas encima llegue a casa, cuadras antes me doy cuenta de que no tengo llaves para entrar, bueno, me dije, llamo a casa y listo. Después de 10 minutos no podía creer como hace mi hermano para dormir tan profundamente y no escuchar su celular.

“Boludo despertá, despertá!!”, nada, la telepatía no funcionó, pasan 20 minutos más, sigo llamando, toco el portón, 40 minutos, se agota la batería de mi celular, tanteo la altura de la barda “En mi puta vida trepe un muro…como no enseñan eso en el colegio, nahh no me subo, por ahí don Bartolo (el sereno) me confunde y me pega un tiro”.

Cansada en la acera, con los nudillos doloridos de tanto golpear la puerta, pareciera que todo mi barrio despertó menos mi durmiente familia…me resigné.

Al principio no tuve miedo, pensé en llamar al guardia para que me ayude pero no lo ví en su caseta, seguro estaba dando su ronda…o durmiendo, luego no me sentía nada segura sentada fuera de mi casa y con los autos pasando a cada rato, mire el árbol donde estaba apoyada, frondoso, mediano, fácil de trepar, el único lugar seguro por el momento.


“Qué noche más bizarra”, pensaba subida en el árbol, esperanzada en que el sereno pase cerca de mi casa.

“Ojalá y no llueva, es lo único que me falta, mier...ya me dio sueño, no, si me duermo me caigo…cuanto falta para que amanezca?”, Don Bartolo no apareció nunca, prendí el iPod y fui haciéndome la idea de esperar el amanecer al estilo búho.

Entonces paró un auto, escuche la voz conocida y rasmillándome bajé rápido, mi simpática vecina estaba llegando a su casa, desde hace años su familia y la mía son amigas, con esa confianza me acogió en su casa, me invitó de sus cigarros y conversamos mucho, terminando muerta de risa al contarle mi noche.

-Bueno, vamos a dormir, te traigo una frazada…o querés dormir conmigo?

Ojala hubiera sido una propuesta indecente…

- Aquí estoy bien, gracias. Le respondí riéndome y repitiendo por dentro “Que noche más bizarra”.

Desperté muy dolorida, hubiera aceptado dormir en su cama, la empleada se paseaba con la escoba por mi lado.

Yo: Buenos días, me invita un vaso de agua por favor?
Ella: Ay señorita, no la reconocí, jeje.

A mi mamá le costo creer mi historia, no me importó mucho tampoco, entré al dormitorio y mi hermano despertó al escuchar la alarma de su celular.

El: eh..hola!!, 9 llamadas perdidas tuyas?
Yo: Cabronazo.