viernes, 19 de febrero de 2010

El ladrón de orquídeas


"Hay dos hermanos gemelos. Uno es un tipo exitoso al que le va bien en todo. El otro es todo lo contrario: depresivo, inseguro, fracasado.


La escena de la que les quiero hablar nos muestra en una situación límite: pueden morir. Al notar esto, el gemelo-fracasado le cuenta a su hermano algo que lo estuvo atormentando durante años:


-Cuando estábamos en el colegio, vos estabas enamorado de Mengana. Todo el tiempo le decías que la amabas y no sólo se lo decías a ella sino a quien quisiera escucharlo. Pero yo una vez la escuché hablar de vos…ella no sabía que yo la escuchaba…y se burlaba de vos. Se reía de tu amor…


El gemelo-exitoso miró a su hermano con una mezcla de ternura y asombro y le contestó:


-¡Siempre lo supe! Siempre supe que ella se reía de mi y que me usaba. Pero ¿A mí que me importaba? Yo no era eso. Eso, esa burla, ese desprecio,…eso era ella. Yo era mi amor, y mi amor me hacía grande…"


Gilda Manso.